viernes, 9 de julio de 2010

Un día en la Senda el Oso




Esta primavera, después de las inmensas lluvias caídas, he visto uno de mis sueños cumplidos, gracias a mis primos Amor y Elías y un amigo común Ángel que venía de Barcelona. Hacer parte de la Senda el Oso en bici, fué uno del os mejores días de mi vida, aunque haya terminado con mis nalgas, posaderas, trasero o culete algo dolorido.

¡Tendremos que repetirlo!
Muchos os preguntareis de donde de viene elnombre de la Senda el Oso, pero tar tranquilos que no vais a encontrar un oso en medio de la senda, bueno a decir verdad, vais a encontrar dos osas, a Paca y Tola,pero que estan encerradas en un cercado que veremosmuy bien desde la senda y estan muy bien acompañadas de Furaco un novio santanderín.

Alas nueve y cuarto de la mañana salimos de Laviana con dirección a Teverga, llegamos sobre las 10 y nos dirigimos sin perdida de tiempo a la cabaña del Oso Goloso para recoger las bicis. El día prometía.

Despues de los requisitos reglamentarios: firmar contrato, pagar y escuchar una breve charla, nos ponemos en marcha hacia Villanueva, para ver a Paca y Tola.

El recorrido entra de lleno en la naturaleza asturiana, ya que circulapor los Valles del Oso.

En nuestro recorrido, entre Teverga y San Martín (La Plaza) nos fuimos adentrando por parajes verdes y frondosos algo apartados de la mano destructora del hombre.

La vegetación hace gala en toda la senda, se desarrolla de forma natural y un poco caprichosa y nos encontramos manzanos, nogales, avellanos, robles, etc.
Muy cerca de Villanueva esta el cercado de Paca y Tola que fueron rescatadas de los ataques de los furtivos.
Las bicis las alquilamos en la cabaña del Oso Goloso, bicis preparadas para la senda, (por 9 euros día, una opción estupenda si no queremos transportar la nuestra o no la tenemos.
Durante la ruta nos acompaña con sus turbulentas aguas el ríoTeverga, que lo cruzaremos en varias ocasiones.
Algo no tan maravilloso, son dos túneles: el primero de unos 400 metros, aproximadamente, cuando entras te invade una sesación extraña. Está muy poco iluminado y solo ves una luz al fondo donde debes dirigirte, sin saber (pues claro no loves) el camino que pisas. Yo pasé el primero para hacer fotos y de verdad se siente la soledad, tuve que bajarme de la bici y entre la oscuridad y el agua (que no era poca despues de las lluvias) esperé a los demás, hice las fotos y entre gritos y risas salimos nuevamente al sol de la mañana tevergana. Aún nos quedaba otro de 300 metros, pero eso ya no es nada, lo peor es el agua que caía del techo en su interior, agua fría, bastante fría. Entre bromas y risas haciendo fotos, recorrimos el desfiladero de Valdecerezales y pasamos por la escuela de escalada. Ya empezaba a pesar un poco la bici, por que aunque no lo parezca pica en todo momento hacia arriba.
Llegamos a Entrago, ahora ya queda poco para San Martín meta de nuetra ruta. No nos paramos aquí, teniamos hambre, así que continuamos parriba por una fuerte pendiente y luego una suave bajada nos deja frente al bar donde haremos la comida de mediodia.
Allí degustamos el plato del día: pote de berzes, fabes, patates, chorizu, morcilla, tocino que yo que más tenía aquel pote, yome decidí por ensaladilla rusa, el segundo plato a base de carne con patatas fritas, después un buen café. Toda una comida para deportistas."Que nos quiten lo bailao".
A las cuatro de la tarde dimos por terminada la sobremesa y reanudamos el camino de vuelta. Pues si que es cierto que picaba la senda hacia arriba, casi no hacia falta ni pedalear y bajando a cierta velocidad, bien es cierto que después de haber cogido cierta soltura sobre la bici, no podía correr mucho por que en cuanto cogia un bache el sillín hacia de las suyas, quería partirme por la mitad el cabrón (ya se que es falta de costumbre, llevaba 40 años sin subirme a una) pero cuando el aire me daba en la cara, con el frescor de los árboles y las plantas, me aliviaban el sufrimiento del sillín.
Cuando terminamos, ¡Que sensación taaaannn buena!´
Nos volvimos a casa con el buen sabor de boca de otro objetivo conseguido.
Me fui a la cama pensando ¡Que pena no tener una pegatina para ponerla en mi mochila, jajajaja!
¡otra vez será!
Esa noche dormí muy bien.