martes, 14 de septiembre de 2010

El Desfiladero del río Cares

La Ruta del Cares
La Garganta Divina en Los Picos de Europa
Sobre la Ruta del Cares, ya no debe quedar nada por escribir, excepto la aventuras, los momentos pasados en ella, o por que no los sentimientos hacia ella, todo ya muy personal.
La Ruta del Cares o Garganta divina como también se la conoce, es un grandioso desfiladero que atraviesa los Macizos Central y Oriental de Picos de Europa. Es tan grande su belleza que se convirtió en la senda más visitada de Picos.
Al desfiladero originado por el río Cares se le escavó en la roca a principios del siglo XX la actual ruta (antes de escavar esta ruta, la primitiva que discurria junto al río era mucho mas peligrosa). Se trata de una obra de ingeniería civil relizada para aprovechar la riqueza hidroeléctrica y es la vía de comunicación más corta entre los pueblos de Caín (León) y Poncebos (Asturias), separados por unos 180 kilómetros de carretera.
Se trata de una ruta de 12 kilómetros, para hacerlos recreándose con el majestuoso paisaje. La duración es de unas 4 horas con numerosas paradas, para llenar nuestras cámaras de numerosas fotos. No es necesario ser un experto montañero para realizarla, solo es necesario caminar, con un buen calzado y llevando algo de ropa de abrigo, aunque haga sol, pues la cercanía del mar hace que el tiempo cambie en pocos minutos.
La Ruta del Cares es uno de los mayores espectáculos de Picos. Durante mucho tiempo fue la principal vía de comunicación de los habitantes de esta zona tan escarpada.
En el mes de agosto, con una temperatura que rondaba los 37º en Caín a la 1 de la tarde, hicimos la ruta.
Nos ponemos en marcha en Poncebos, a eso de las 9 de la mañana, esta vez acompañado de mi amigo y vecino Jorge.
Comenzamos con una buena y empinada cuesta por la izquierda del río Cares que nos sube hasta los Collaos, una hermosa atalaya que nos enseña gran parte de la ruta y de Picos de Europa, a nuestra izquierda los grandes murallones de Amuesa, tras los cuales, en un alejado rincón de Picos se encuentra la aldea de Bulnes, mítica en aventuras montañeras.
Comenzamos un descenso rápido y polvoriento, a estas horas el sol aprieta ya de lo lindo, hasta encontrar la senda tallada el la roca y junto al canal que nos acompañará en todo el camino.
Ahora el camino es prácticamente llano, y en 5 kilómetros alcanzamos la majada de Culiembro, un hermoso lugar, de donde parte la canal del mismo nombre.
Después de hacer unas fotos y admirar lo que le regala la naturaleza a nuestros ojos, continuamos con nuestro camino. El sol cada vez calienta más y el camino se hace más polboriento, con el paso de la gente que ese día es desmesurada la cantidad que hay.
Se aprecia que el camino va cogiendo altura con respecto al río que ya nos queda a bastante profundidad, enseguida llegamos al famoso puente Bolín, ahora se cruza muy bien el río por él aunque sea a gran altura, antes este puente era de madera, algomás tarde volvemos a cruzar el río, ahora por el puente de los Rebecos.
A estas alturas del camino y con este calor las piernas ya se han puesto duras y ya piden un descanso.
Algo más adelante recorreremos una bonita zona de túneles con ventanales, escabados en la roca donde por fin podemos respirar aire fresco a la orilla del río, ahora podemos refrescarnos un poco con el agua fría y cristalina del Cares. Estamos recorriendo la zona más angosta del desfiladero, un poco más adelante llegamos a la presa de Caín, donde el valle se esancha para dejar paso a las primeras casas de nuestro objetivo el pueblo de Caín.
Estamos a la mitad del recorrido,pues tenemos que volver.
Visitamos el pueblo, es pequeño pero haciendo bueno la gente lo invade de tal manera que uno no se encuentra sitio ni para sentarse.
Estuvimos en Caín hasta las 3,30 de la tarde y con poca gana, esa es la verdad, emprendemos el regreso a Poncebos después de comer algo y tomarnos unas cervezas bien frías.
El camino es largo y el calor todavía aprieta de firme, la gente está en la orilla del río con los pies en el agua y algunos valientes se bañan, por que aunque la temperatura del ambiente sea de 37º el agua del río allí está muy fría.
Ahora todo nos parece diferente el camino parece que tiene más polvo y al principio cuesta más mover las piernas.
Al principio había mucha gente por la ruta, pero es gente que se dirige a Caín y una vez que hemos cruzado los puentes de nuevo, comenzamos a encontrarnos solos y puedo decir que es lo más bonito, aquel silencio, aquella quietud lo único que se escucha es el arruyo del río, incluso refresca un poco, estamos caminando a la sombra de los Picos.
El tiempo pasa en la Ruta del Cares cuando no te agobia ni el calor ni la gente muy rápido para el relog, porque para uno es como si todo se parara pero claro no va a ser todo bonito aún nos queda la Puntilla es decir tenemos que subir nuevamente los Collaos y ahora si que duelen las piernas después de unos 20 kilómetros de marcha y con el sol, se hace interminable la subida, pero una vez arriba uno ya se relaja y aunque todavía queda una buena bajada estamos satisfechos del día que hemos tenido, media hora más y estamos en Poncebos.


Un buen día de montaña.

Este que vemos al lado fue mi compañero de viaje durante la bajada de los collaos, Jorge
Y a quí al lado el menda lerenda en una zona de la Ruta del Cares.

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